Despierta mi mente
y te haré volar alto.

18 ago 2013

Azken.

Qué triste es que en dos días alguien pase de ser la persona de tus ojos a la persona de tus hojas.
Porque escribir es como llorar. Y llorar es desahogarse.
Y desahogarse es estar ahogado con una soga.
La soga de la nostalgia.
Y la nostalgia al acordarme de él.
De sus brillantes ojos azules.
De sus jugosos labios bailando sobre mi piel.
De sus cosquillas con la lengua.
De sus dedos en mi espalda.
De sus llamadas por la madrugada, diciendo que me echaba de menos. 
De que me escribiese. De ser su musa. 
Pero, la nostalgia es nostalgia. Pasado.
Y no podemos quedarnos en la nostalgia del pasado.
Porque al final el pasado se va a pique.
Y acabamos yéndonos a pique con él.

12 ago 2013

Fin.




Y, de repente, todo acaba. Los pensamientos se paran. El cigarrillo se consume. El metro donde dos desconocidos juegan a enamorarse se detiene. Los corazones se congelan. El tiempo termina. Los sentimientos se desgastan con tanto roce. Las estrellas caen. Las sonrisas se apagan. Las promesas se rompen. Las lágrimas terminan en lo hondo de ese vaso que aplacó unos cuantos besos. La música finaliza y se acaba el espectáculo. 
Así, sin previo aviso, todo se estanca en el pozo sin fondo de unas lágrimas.