Despierta mi mente
y te haré volar alto.

14 ago 2014

[...]

Y me perdí muchas veces en tu mirada
y en tus largas y espesas pestañas
-adictivas, como todo lo prohibido-
y me encontré en un sueño
del que nadie escapa
donde me encontraba en lo profundo
de un inmenso lago
hundida por pesadas rocas
que apenas me dejaban respirar

pero del que al final escapé
cuando volví a la realidad
y me di cuenta de todo.
Y la verdad era que tú ya no estabas
y me había hundido en un verdadero pozo
de nostalgia,
de añorar lo perdido
o de lo que nunca fue propio.

4 jun 2014

Tempus fugit irreparabile.

Eres como aquella despedida
llena de dolor
llena de lágrimas
de fuertes abrazos que no deberían cesar
de cálidos y desesperados besos
suplicando un "no te vayas".

Eres como toda la nostalgia junta
hecha una bola
que te rodea con sus largos
y asfixiantes brazos
y te acaba matando
de tristeza.

19 feb 2014

Siete vidas.

Te escribo para hablarte de todo esto. De todas esas cosas, esos pequeños detalles que has obviado y no deberías haber pasado por alto.
Decirte que lo hicimos mal. Ese concepto tan tópico que teníamos de querernos era monstruoso. Decirte que hay cosas que se entendían perfectamente sin tener que pronunciarlas en alto, pero no aprendiste a leer entre líneas. Decirte que el invierno compartido es aún más bonito. Decirte, una vez más, que llegaste tarde. No a ninguna de nuestras citas, no; en eso siempre eras puntual. Me refiero a expresar lo que sentías. Cada cosa tiene su momento, y tú nunca encontraste el adecuado para nada. Decirte que he tenido demasiada paciencia contigo y que espero que esto te sirva de lección para la próxima chica que se cruce en tu camino. Decirte que no puede ser todo a tu conveniencia. Ya ves, el amor tiene un reloj propio e indomable. 
Y decirte, por último, que voy a necesitar siete vidas, como los gatos;
una para quererte y las otras seis para olvidarte.